14. Iria, la hija del farero.


Había decidido no venirse abajo tras la muerte de su madre con 7 años. Pero ante la gravedad de quedarse sin su madre y convivir con un padre rudo, tosco y tirano, Iria desafió a la ley de la gravedad. Y es que ocurrió lo siguiente…
Desde que su mamá se fue, Iria iba todas las mañanas a contemplar el mar, y antes de desayunar lloraba sobre el acantilado cercano al faro. Luego se recomponía y pasaba el resto del día haciendo frente a su padre, a las trabajadoras sociales por no querer ir a la escuela y a todo aquel que no fuera de su agrado. Y es que tenía mucha rabia dentro. Al principio no se dio cuenta, pero poco a poco se percató de que las lágrimas que lloraba no se las llevaba el viento. Eran lágrimas que nunca caían por su rostro, subían por su entrecejo, las perdía de vista y volaban hacia el firmamento como buscando el alma de su madre.
Un día en el que sufrió mucho por un problema con su padre decidió retener las lágrimas poniendo su mano bocabajo en la frente. Las lágrimas se quedaron formando un charquito en el cuenco que formaba su palma. Cuando volteó la mano, el llanto derramado se elevó como una gran gota por los aires. Decidió ir acumulando su llanto en una botella, ponía la boca de ésta en su entrecejo y las lágrimas se iban acumulando llenando la botella en posición invertida. Luego la cerraba, le daba la vuelta y el líquido subía hacia arriba como queriendo salir chocando contra el tapón.

Una tarde recibió la vista de otra niña afligida porque su padre había desaparecido mientras pescaba en alta mar. Iria notó que desde la botella salía un mensaje que sólo ella podía escuchar. Iria transmitió el recado. Le dijo a su amiga dónde estaba su padre, muerto en una roca en A Costa da Morte. Cuando la compañera de Iria regresó a su casa la madre le informó llorando que el cuerpo de su padre había aparecido en ese sitio.

Desde entonces Iria creía firmemente en que las botellas con sus lágrimas desafiando la gravedad le daban información sobre los muertos en el mar. Empezaron a acudir muchos aldeanos a ver a la niña como si de un milagro se tratase. Le consultaron sobre otras desapariciones y siempre atinaba con el sitio dónde se podían encontrar las personas a las que el mar les arrebataba la vida. Iria siempre contestaba lo que le transmitían las voces que salían de la botella.

Cuando la niña cruzó su mirada con la de Antonia en Bueu, ya era una muchacha de 16 años y tenía un niño pequeño.

13. El número trece tenía que ser...



Antonia y Martín llegaron a Bueu tras haber intentado buscar más pistas sin éxito en Portonovo. Habían buscado por todo el litoral cercano algún dato, alguna señal que les ayudara en la investigación.Llegaron al puerto de Bueu y Antonia observó a una chica delgada y rubia que estaba hablando con el vendedor de tickets de una naviera. La muchacha llevaba un cubo, una fregona y una bolsa de pañales para bebé. Ésta se giró y su mirada penetrante se cruzó con la de Antonia. Era una forma de mirar atrapadora tras unos bellos ojos verdes. La mujer policía no podía dejar de mirarla y empezó a escuchar una voz de color verde que decía –no me mires, no me mires-. Antonia comenzó a aturdirse y perdió la conciencia durante unos minutos. En este estado de trance tuvo una visión de unos dientes de ajo que se iban recolocando hasta formar una cabeza del bulbo completa. En cada diente había diferentes crímenes proyectados como si cada uno contuviera una diapositiva. De pronto empezó a escuchar una voz de color lila que decía -¡Despierta! ¡Despierta!-Antonia recuperó la conciencia y comenzó a gritar –la chica del cubo, la chica del cubo, hay que seguirla-. Se incorporó y vio como la joven se alejaba atravesando el mar subida en un pequeño barco a motor que levantaba una estela con olor a salitre. La misteriosa chica de ojos verdes había dejado indefensa a Antonia para evitar un posible encuentro.Se acercaron a preguntar al vendedor de billetes con el que había hablado con ella. – Es la hija del farero de Isla de Ons - respondió- que es el destino del barco en el que va. Unos dicen que es retrasada, otros que está loca, y la gran mayoría comenta que tiene poderes. Yo la conozco desde pequeña y a mi me parece muy normalita. A veces viene gente desde distintos sitios para que les ayude a localizar desaparecidos en el mar. Cuando Iria, que así se llama, tenía 7 años su madre desapareció tragada por el mar una noche de temporal. La niña comenzó a ir todos los días a una playita llamada Melide, se sentaba en una roca y esperaba a que el mar le devolviera a su madre hasta el anochecer. A los 7 días apareció el cuerpo de la madre traído por el mar en esa misma playa. Desde entonces le atribuyen poderes.- ¿Cuándo sale el siguiente barco para la Isla de Ons? – quiso saber Antonia- El siguiente es ya mañana, señora- respondió el vendedor.

12. Sandra











Antonia siempre dormía con una mano rodeando su cabeza de ajos y con la otra acariciando el rizado y rojizo pelo de Sandra o acariciando su vello púbico suavemente ensortijado. Le había salvado aquella cueva de tantas tempestades, le había dado refugio en tantas ocasiones y le había dado placer otras tantas, que se aferraba a la entrepierna de Sandra en sueños. Y en verdad Sandra le había dado todo, la había aconsejado, la había centrado en la realidad cuando Antonia se confundía con su mágica forma de pensar. Y es que la dulce serenidad con la que hablaba, su tierna mirada azul y sus pelirrojos rizos tenían embobada a Antonia; que más que amarla la adoraba como a una diosa celta de la belleza.


Aquella mañana la mujer policía se despertó, abrió el ojo izquierdo y contempló que su novia no estaba en la cama. Giró la cabeza buscándola, abrió los dos ojos y la observó en silencio. Llevaba puesta una camisola ancha desabrochada y unas braguitas blancas. Antonia miró sus pezones iluminados por la luz del nuevo día que entraba por la ventana y le entraron deseos de chuparlos y mordisquearlos. Sandra estaba cautelosamente preparando el equipaje de su pareja: había puesto de forma muy ordenadita en una gran butacón un montón de braguitas, varias camisetas, tampones…en ese momento estaba cogiendo la medicación de Antonia. Cuando se separaban por algún motivo, la mujer policía le daba más poder a la clarividencia y a su pensamiento mágico. Era como si al alejarse de Sandra se alejarse del contacto con la realidad. Por eso era muy importante que no olvidase ningún día sus pastillas.Antonia estaba cada día más enamorada de Sandra y cada día la veía más enana.
Sandra se percató de que su amada se había despertado. Se acercó y la besó en la frente.-Bos días. Te estoy preparando el equipaje. ¿Sabes cuanto tiempo vas a estar en Pontevedra con Martín? – le preguntó mientras le acariciaba el cabello aplastado por la almohada.Antonia bostezó, y con voz ronca y aliento matutino le contestó- Al menos una semana nos ha dicho Paco. El fin de semana podré venir, pero luego tendré que volver. No sé donde vamos a dormir todavía, si en Portonovo o Vigo. Hoy me entero.- Tienes que ser muy objetiva en esta investigación- inquirió Sandra- Estás implicada emocionalmente por tu deseo de complacer a Paco y eso puede hacer que te precipites en las conclusiones. Es tu jefe, le aprecias mucho y es homosexual, tres motivos que seguro están rondando por tu cabeza para querer hacerlo bien. Y últimamente me miras de una manera extraña, que no sé si estás aquí o en otro sitio.-
Antonia reflexionó un momento y se atrevió a decir por reiterada vez - ¿Te acuerdas que un día te dije que te veía más bajita? Pues es que me sigue pasando. Cada vez te veo más pequeña.
- A lo mejor es que estás haciéndote más madura. A lo mejor es que tú estás creciendo- la besó Sandra tiernamente en los labios.

Antonia no podía desear más a Sandra. Haberle puesto una cabeza de ajos de repuesto junto a las braguitas, no la habría hecho más apetecible.

11. Cuestión de TaMaÑo





- Ahora resulta que Paco tenía un lío con el pescador del pueblo- decía Martín a Antonia-. Parece que sólo se veían en verano. Durante el invierno sólo se llamaban en navidad. “Acordarse de alguien especial en esos días tan especiales”, me acaba de llorar Paco al móvil. Me ha pedido que demos lo máximo que podamos de nosotros mismos para hallar al culpable. Se le veía muy afectado. Un policía que conocía el romance entre Paco y Xesús avisó directamente al jefe para que estuviese al tanto de lo ocurrido. Por eso fuisteis desde aquí a Portonovo el otro día.

- Pues por Paco hago lo que sea- continuó Antonia, dispuesta llegar a saber lo ocurrido de una forma tan certera como si hubiese presenciado la mismísima escena del crimen. Sobre esto disertaban Martín y Antonia después de haber despedido a Gaspar, el forense; y marchaban a tener una entrevista con el Sr, Juez. Entrevista que había cancelado los planes de Martín cuando se disponía a montar en Ibiza como un jabato sobre alguna extranjera y alguna lugareña.

El secretario del juzgado de lo penal invitó a Antonia y Martín a pasar a la sala del juez.

- Bos días- se saludaron todos.

- Don Martín, tengo plena confianza en usted para resolver el caso, por eso le hice venir de sus vacaciones; lo lamento – halagó el señor juez a Martín.

- No se preocupe Su Ilustrísima- contestó el policía intentando mantener una distancia emocional y protocolaria entre ambos, porque Martín no se casaba nunca con nadie, a pesar de las múltiples seducciones que encontraba a sus pies.

- Hay nuevas noticias,- relataba el Sr. Juez- acaban de encontrar una gran lata en el puerto de Bueu. Es una pequeña localidad con puerto a 55 km de Portonovo por carretera, pero un pueblo está frente al otro, atravesados por la Ria de Pontevedra. La lata es una especie de tonel o barril o un contenedor con forma de rollo gigante traído por el mar. Es muy probable que esté relacionado con este asunto. Estamos esperando que nos llamen de un momento a otro para revelarnos el contenido, sospechan de explosivos o de droga. Por otro lado en este pendrive – les entregó un pincho que recogió Antonia- está toda la información judicial y las acusaciones que han tenido en Colombia tanto Avellano Campos como Mauricio Torres. Ya han estado relacionados legalmente en 3 ocasiones en las que siempre salían inocentes, o en libertad con cargos o inculpando a chivos expiatorios. Todo parece indicar que Mauricio Torres es el brazo derecho de Avellano Campos. Todo está en el pendrive, puede llevar varios días leerlo todo. Está lleno de informes periciales, sentencias, fotos, pruebas, etc. Sería interesante que estuviesen una temporada en Pontevedra, pero eso ya lo decidirán con el comisario jefe Don Francisco.

En ese momento sonó el teléfono del Sr. Juez, y mantuvo una breve conversación con el interlocutor.

-Era del juzgado de Vigo- aclaró- la gran lata que han encontrado en Bueu mide cuatro metros de perímetro y dos y medio de altura. Contiene 500.000 dólares en billetes de cinco dólares. Han necesitado un láser especial para abrirla, estaba muy bien sellada, como una lata de conservas gigante.


- MENUDO LATAZO- respondió Antonia.

En el coche Martín se puso reflexivo y empezó a comentarle a Antonia mientras ésta conducía- ¿Te das cuenta? Dentro de poco las cosas dejarán de tener materia. Antes teníamos que llevar un maletín enorme con toda la documentación de las investigaciones, ahora llevamos un pincho en el bolsillo. Ya no hay libros en las estanterías, sino libros virtuales que puedes descargarte de Internet. Las personas no escriben cartas, se envían emails. Los colegas ya no se visitan, chatean o escriben blogs. Los médicos ya no tienen historias clínicas, son historias digitales. Apenas se paga con dinero, se hacen transferencias o con la tarjeta de crédito. Las personas ya no se entierran dejando una lápida que poder contemplar y visitar, se incineran y sus cenizas se esparcen en algún lugar. Todo tiende a desaparecer.

- Pues yo también estoy preocupada por lo mismo- respondió Antonia- Sandra no deja de perder altura, cada vez que vuelve de Naturhouse, me besa en los labios muy contenta pero cada vez está más enana. Todo tiende a desaparecer
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10. Xesús, el pescador.





Como buen camaronero Xesús era más rico que la mayoría de los pescadores del pueblo. Siempre que podía lucía su cuerpo sin camisa ante las parroquianas del lugar, que empezaban a humedecer sus labios al verlo y algún parroquiano a escondidas no podía retirar sus ojos de sus pectorales y su abultada entrepierna. Si Dios hubiese existido por aquel entonces no lo podría haber hecho mejor con aquel cuerpo y aquel rostro. Cuando no había buena temporada de camarón ayudaba a su madre en la pescadería de Portonovo. Le gustaba llevar las cajas de pescado sobre la cabeza sujetándolas con las manos y desnudo de cintura para arriba. Disfrutaba tanto cuando los otros disfrutaban mirándole...
No había mujer en la localidad que no hubiese tenido un pecaminoso pensamiento sobre Xesús mientras estaba con su marido en la cama. De alguna manera él provocaba más aún el deseo en l@s otr@s mostrando una completa indiferencia. Era un dios griego de la belleza y él lo sabía, y Narciso era un simple mito comparado con él. Empezó a bajar a Madrid algunos fines de semana. El decía que era a jugar al casino porque cada vez volvía más adinerado y, si se pudiese decir, cada vez más guapo. Unos decían que iba a vender droga, otros decían que iba buscando rollo gay porque era bisexual.
El caso es que se construyó una casa preciosa con vistas al mar que ya hubiese querido algún monarca para sí. Un Jaguar y un Mercedes le gustaba lucir por el pueblo por las noches, tonteando con hombres y mujeres. Estaba cerca de la perfección, era simpático, amable y tenía conversación para todo. Cuando cumplió los treinta se dejó bigote y perilla y algunas chicas del pueblo empezaron a tener los muslos enrojecidos. Desde su modestia y su aparente humildad estaba dispuesto a aprender de todo lo que la vida le pudiera aportar. Después de tener sexo con alguien, al despedirse siempre decía "tienes un amigo". Todos le deseaban, envidiaban, querían ser como él pero nadie en el pueblo tenía un mal gesto con Xesús.
Un verano se encontró con Paco, el comisario jefe Da Coruña, cuando iba a comprar un centollo (el policía era muy sibarita) y en ese momento se enamoraron. Cada verano Paco iba de vacaciones a Portonovo pensando en Xesús más que en el mar, la playa o ir de restaurantes a Sanxenxo. Por eso se le partió el alma en añicos cuando lo vio muerto en la playa y con el pez espada penetrándole el vientre.

9. El Instituto Anatómico Forense


Se cruzaron en la puerta del Instituto Anatómico Forense. Martín y Antonia entraban y Patrislova salía después de haber acompañado a su marido Gaspar durante el desayuno. Era tan buena esposa…
Los ojos de Martín y Antonia recorrieron las largas piernas de la rusa, desde los tobillos hasta donde la falda les permitía. Por debajo de la falda empezaron las fantasías de ambos con la soviética, ésta se iba alejando meneando con elegancia su culo. Martín lo seguía embobado, imaginándose tres polvos clandestinos con la mujer del forense. Antonia se quedó estuporosa al ver tres lunares de color lila en la pantorrilla derecha en forma de V, pero reaccionó, le dio un codazo a Martín – Vamos hombre que tenemos prisa. Esta noche te recreas en la cama con tu pistola recordando a la rubia-

Gaspar les estaba esperando frente a uno de los cadáveres



-Buenos días
- Bos días- dijeron al unísono Antonia y Martín
- Os comento, aunque todo está en el informe que ya tiene el juez. Los tres cuerpos con las puñaladas en el pecho y en el cuello tienen llagas en las muñecas, los brazos casi desencajados de los hombros. Todo parece indicar que fueron colgados atándoles una cuerda en las muñecas dejando el resto del cuerpo colgando. Las 3 puñaladas en el pecho son superficiales, no provocaron la muerte, y los tres presentan el gran tajo en el cuello de izquierda a derecha. Esto sí que les provocó una muerte agónica. Probablemente el corte fue realizado desde atrás con la mano derecha del asesino. La sangre estaba coagulada antes de entrar en contacto con el mar, sospecho que no les quisieron lanzar al agua inmediatamente. Los tres cortes de los tres cadáveres iguales, como formando una V y el mismo gran corte en el cuello. Murieron hace 2 días y unas 6 horas. Una vez tuve un caso parecido y era un ritual de una secta que ofrecía sacrificios a Satán. Aunque también puede ser una forma de tortura.
- Torturados para que hablasen- Apuntilló Martín
-El hombre de la bala en la sien- continuó el forense- en cambio entró en contacto con el agua inmediatamente, tiene salitre hasta en la vena cava. Su corazón dejó de latir hace 2 días y 9 horas aproximadamente. Tiene toda la pinta de ser un suicidio. Por la dimensión de la bala y el tamaño del orificio en el cráneo, el cañón estaba justamente en la sien en el momento del disparo. Aquí tenéis la bala. Su muerte fue instantánea.
-Muy bien- dijo Antonia mientras cogía la bolsita transparente que contenía la bala
- El pescador del pueblo- prosiguió Gaspar- murió hace dos días y unas doce horas. Lo que más llama la atención es la gran cantidad de contusiones que sufrió estando moribundo. Tardó en morir y tuvo que sufrir mucho. Su herida en el vientre fue realizada con un cuchillo muy fino y posteriormente le introdujeron la espada del pez espada muy bien cortada, que aquí la tenéis- le dio una gran bolsa con el apéndice del pez a Antonia-; y tardó unas ocho horas en morir mientras el oleaje lo restregó bien contra las rocas. Tiene el cuerpo lleno de desollones. Y el morro del pez espada le atravesó por la zona lumbar entre la L4 y L5. Volteó el cadáver con esfuerzo y mostró la herida por la que había salido el extremo del espetón.
Antonia recorrió con su mirada el bien formado cuerpo del pescador, desde sus nalgas a sus tobillos y se detuvo en sus pantorrillas. En la derecha había tres lunares de color lila en forma de V exactamente iguales que los de la pantorrilla de la rusa.