TODO ES POSIBLE EN GRANADA


Lo que voy a contar no es un cuento, ni realismo mágico, ni ciencia ficción, es verdad de verdad.

Dicen los granadinos españoles, los castellanos que intentaron poblar Granada, que la magia exagerada de esta ciudad está en que muchísimos estudiantes vienen a Granada y pierden la virginidad; por eso todo el mundo que viene a Granada quiere volver y volver, hasta quedarse a vivir aquí. Granada es puta. De ahí la mala follá granadina. Una ciudad tan bella no puede ser sólo de los castellanos.

En cambio, los que ya estaban aquí, los granadinos de siempre, cuentan la siguiente historia. Un jeque árabe, el más hermoso de Babilonia estuvo dos años de viaje con todo su harén hasta llegar a la Alhambra; lugar en el que quiso dejar el máximo número de moritos. Entre las mujeres del harén había una muy especial. Cuando lloraba de felicidad ante la puesta de sol, un arco iris salía de sus lágrimas y resplandecía por todo el Albaycín. Era la mujer más bella del mundo. Sus orgasmos eran desmesuradamente abundantes. Salía tal caudal que tuvieron que inventar un sistema impermeable que contuviese sus flujos. Consiguieron construir un tapiz con los cabellos del resto de las señoras del harén. Este tapiz lo ponían debajo de los almohadones donde el jeque y la mora hacían el amor, y lograban contener el abundante flujo. Una noche de luna llena, el amor y las prisas se apoderaron de ambos sin saberlo, y se les olvidó poner el tapiz debajo de los almohadones. Y ante la sorpresa del jeque, la mora más bella del mundo se desaguó. El agua cristalina empezó a fluir por toda la Alhambra, el Albaycín, el Darro y el Genil. Dicen que desde entonces, los musulmanes adoran el agua. La experiencia más íntima y sonora acuática les conduce al beso, al alma, los baños árabes, el agua recorriendo la Alhambra, el Generalife. Y todo lo que ustedes saben sobre el agua y los moros.

Dedicado a Joana